Mi interes por el mundo del arte, y de sus formas, comienza ya desde niño, en el Bachillerato. Lo que mi profesor me enseñaba en aquellas filminas que proyectaba, tenían para mí un carácter mágico, evocador de otros mundos.
Con quince años, junto a mi padre y en plenas navidades, realicé un trabajo sobre la escultura de Praxíteles, que me marcó para siempre. Esos bellos días de trabajo junto a él, se han quedado para siempre en mi imaginación, como algo muy especial.
Ésto me animó a comenzar la carrera de Arquitectura, aunque sin tener claro aún el porqué, la abandoné por la de Medicina, que finalicé en 1977, especializándome en Ginecología.
Pero ese amor por el arte, no me ha abandonado nunca. Siempre he encontrado tiempo para ir a dibujar y pintar desnudos en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Me dirigieron por este camino de la pintura, los maestros y amigos, Gabriel Pérez-Juana y Paco Sotomesa.
Poco a poco empecé a realizar pequeñas esculturas, hasta que un día contemplé en el Museo Arqueológico una exposición acerca del arte y la joyería precolombina que me impactó por su concepción artística, más profunda que la simplemente ornamental, y me dí cuenta que una joya podía ser igualmente creativa, como cualquier otro objeto de arte.
Todo esto, unido al empuje de Guadalupe, mi mujer, que siempre me protegió y animó para hacer realidad este deseo, que ella veía constante en mí, me impulsó a abrir esta tienda-taller, donde comencé a realizar mis propios diseños de joyas. Concepto éste, el de tienda-taller, que considero que actualmente está infravalorado y que yo reivindico como estructura creativa mas allá del concepto clásico de tienda.
Agradeciendo también toda mi familia, que siempre que me ha apoyado en esta pequeña locura.